Si no es mucho pedir: ¡Aborden la igualdad entre hombres y mujeres!

Estamos a unas horas de que inicie el segundo debate presidencial y espero en éste, tanto el INE como los candidatos, aborden el tema de la igualdad social, política y económica entre mujeres y hombres. No es un tema menor: constituimos el 52% de la población y el 52% del padrón electoral, es decir, votamos más mujeres.

Este eje ha estado ausente, y es que a las mujeres nos ven sólo como sujetas para llenar auditorios y constituirnos en “sus” mujeres, pero hasta ahora no se han planteado una agenda para combatir la desigualdad entre mujeres y hombres. Y es que según el Artículo 4 de la Constitución política de los Estados Unidos Mexicanos, las mujeres y los hombres somos iguales ante la ley. Sí, por derecho, pero en los hechos, seguimos cargando el conjunto de prejuicios que siguen prevaleciendo y pululando por todos lados.

Yo estoy convencida que si disminuimos la desigualdad entre mujeres y hombres, no sólo ganamos las mujeres, también ganan los hombres y gana la sociedad. Explico por qué: como ya dije, las mujeres constituimos el 52% de la población y 52% del padrón electoral, pero apenas en este proceso electoral de 2018, estaremos en paridad por los cargos públicos. Discusión muy joven en México, porque hace apenas 21 años inició este debate. Hoy hemos ganado que los derechos políticos no sólo son para elegir, sino también para ser electas.

En materia de salario, las mujeres ganan 30% menos que los hombres, además, el 33% de los hogares están encabezados por mujeres. Y no es que las mujeres necesiten menos el dinero que ganan, porque invierten en sus familia el 90% del mismo, lo que no sucede con el salario de los varones, quienes aportan el gasto y lo demás lo administran de manera personal. O sea, las mujeres necesitan y destinan sus ingresos para sus familias, por ello es urgente mejor capacitación laboral, ofertas de empleo y acceso al mercado laboral, seguridad social y salarios justos, así como el combate al acoso y hostigamiento laboral e impedir que la maternidad sea un impedimento para el empleo de las mujeres.

En materia social tenemos todavía mucho trabajo por hacer. La violencia contra las mujeres y el feminicidio siguen siendo una realidad; el disfrute a los espacios públicos, el acceso a la educación formal e informal es urgente, requerimos que las niñas y las mujeres cuenten con mejores niveles educativos, acceso a la salud reproductiva y sexual y acceso a la justicia.

Los retos no son menores, las niñas y las mujeres somos millones en este país. Vivimos en zonas indígenas, rurales y urbanas. Constituimos una diversidad de culturas, ideas y prácticas, y estoy convencida que se requiere una política social y pública que atienda, desde los poderes ejecutivos en sus distintos niveles, las carencias apremiantes de salud, educación, empleo y acciones contra violencia de género. Si mejoramos la vida de más de la mitad de la población, la otra mitad se verá beneficiada.

Si no es mucho pedir, espero que este segundo debate aborde a esa mitad de la población que va a los mítines, está atenta a las noticias y también vota.

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Candelaria Ochoa Ávalos
Publicado originalmente por Polemonhttps://goo.gl/xXoGSz

Siempreviva: Guadalajara se revolucionó con las explosiones del 22 de abril

Con la revolución dentro es el libro de Jorge Gómez Naredo, publicado recientemente por la Cámara de Diputados, nos muestra de manera acuciosa y analítica la lucha de las y los lesionados por la tragedia del 22 de abril de 1992 y que se convirtieron en sujetos históricos. Es un trabajo que recupera sus vivencias sobre la catástrofe vivida que cambió sus vidas, sus prácticas, su entorno y su forma de mirar el mundo.

Porque esta tragedia además de marcarlos de por vida, nos marcó a quienes vivimos en Guadalajara. La tragedia que sufrieron quienes habitaban la zona de Analco, la colonia Atlas, San Carlos, Las Conchas, Quinta Velarde, Álamo Industrial, El Rosario y Fraccionamiento Revolución. Todas las personas fueron sorprendidas cuando vieron explotar las calles por las que transitaban de manera cotidiana.

Aproximadamente a las 10:05 de la mañana sucedió la primera explosión en la calle de Aldama y la Calzada Independencia; y así siguieron las calles de Gante, Nicolás Bravo, Calzada del Ejército, Mexicaltzingo, Silverio García, 5 de febrero, Río Nilo, Río Pecos, Río Álamo, Río Suchiate, González Gallo. También se afectaron otras calles que por cerca de una hora y quince vieron volar todo lo que tenían: su vida, su patrimonio y su vitalidad física. Los afectados: niños, niñas, mujeres, hombres o jóvenes, que vivían en la zona, que trabajaban ahí o que sólo transitaban en esa hora trágica por ahí, que viajaban en autobús urbano, en automóvil o caminando: a todos los marcó la tragedia. Fueron 16 kilómetros de calle, y según el INEGI 98 manzanas afectadas y cerca de 60 destruidas. Las cifras oficiales 210 muertos, aunque se estima que existe un número mayor, el cual no conoceremos nunca.

   Dos días antes de las explosiones, los habitantes de la zona estuvieron pidiendo auxilio, llamaron a todos los sistemas de emergencia: bomberos, policía, protección civil y SIAPA. Sin embargo, el Ayuntamiento de Guadalajara tardó dos días en mandar personal que supervisara los reportes, la respuesta fue: No hay riesgo de explosividad. Fue hasta ese mismo 22 de abril por la mañana que dos trabajadores del SIAPA tuvieron la desafortunada experiencia de la primera explosión. Negligencia, irresponsabilidad y descuido, es lo menos que se puede señalar ante tal riesgo, a 26 de años de la tragedia del 22 de abril, es fecha que no existen culpables de los hechos. La gasolina derramada, los cambios de ruta de los drenajes y la mala planeación del mismo, que ocasionaron la acumulación de gases, parece que fueron obra de manos invisibles, de mentes de personas inexistentes.

Las explosiones del 22 de Abril de 1992 movilizaron a la sociedad civil y ello evidenció la ineficacia de las autoridades, ante un gobierno que no supo cómo reaccionar para prevenir la tragedia y cómo actuar ante el desastre. La ciudad quedó paralizada. La inacción de las autoridades generó que cientos  de voluntarios se convirtieran en piezas clave para el rescate de personas de entre los escombros e impidieron el ingreso de maquinaria que las autoridades ordenaron. Gracias a esas voluntades civiles también se pudieron salvar vidas: bebés, infantes, mujeres y hombres.

Desafortunadamente murieron personas, y este libro da cuenta de cómo pudieron sobrevivir las y los lesionados que tuvieron que pasar días y meses internados en hospitales, quienes poco a poco fueron recuperando su fuerza para luchar por justicia y reclamar que el Estado en todos sus niveles se hiciera cargo de su tratamiento médico y de su patrimonio perdido. Surgieron asociaciones que siguen exigiendo un trato justo, un trato digno ante esa negligencia que les cambio la vida.

Como dice Jorge, las y los lesionados han marcado su propio derrotero y con su presencia real y mediática, han logrado mantener en la palestra política sus peticiones y exigencias. Su lucha es producto de la injusticia. La tragedia los convirtió en personas en condición de vulnerabilidad, ya que de ser personas sanas, se convirtieron en personas con alguna discapacidad o varias, que les impidieron continuar con una vida sana y laboralmente útil.

En este libro, Jorge Gómez Naredo se propone explicar el proceso que vivieron los lesionados, y a lo largo del mismo, nos muestra que no todos, aun y cuando coincidan en la lucha, tienen la misma forma de enfrentar, confrontar, asumir y reclamar un trato justo al gobierno en turno para resarcir los daños a sus vidas y patrimonio.

Recordamos la tragedia que, hace 26 años, pudo haber sido evitable. El desalojo a tiempo de las personas de la zona hubiera causado daños materiales, pero no pérdida de vidas. Hoy recordamos a las víctimas, a las y los muertos, pero sobre todo, a las personas que están con vida y que han dado una lucha importante para garantizarse una calidad de vida a pesar de sus tragedias personales como consecuencia de sus lesiones.

Dice Jorge sobre las y los lesionados …en su afán de sobrevivir no les quedó de otra que asimilar con prontitud la necesidad de resocializarse, de reinventarse en nuevos escenarios muy distintos a los que estaban acostumbrados. No solamente perdieron familiares, bienes materiales o alguna otra cosa. También perdieron por el momento el sentido de vivir que reencontraron cuando empezaron a reconocer su revolución o cambio de vida desde muy dentro, desde lo más entrañable de sus cuerpos y de sus convicciones.

Una de las preocupaciones de Jorge en este libro, es mostrarnos que los “damnificados” del 22 de abril no son seres homogéneos, que ni todos los damnificados eran damnificados de la misma forma, ni todos andaban unidos y sin diferencias. Y este es el gran potencial que este libro retoma, las pérdidas fueron muchas y diversas, las secuelas de la misma manera, por tanto, se posicionaron de distintas maneras quienes fueron las y los lesionados, por su condición física y por tanto, resarcir los daños estaban centrados en sus cuerpos.

Por su parte el gobierno estatal a través del Patronato no “conoció” a las y los lesionados hasta casi un año después, pero ahí estaban, con pérdidas en sus cuerpos, con pérdidas en sus rostros, con pérdidas en sus afectos, emocional y económicamente devastados y a ellas y ellos, les fue más difícil resarcir sus heridas para exigir sus derechos. Pasaron días, meses y han pasado años, para que puedan reconstruir sus vidas en condiciones adversas. Llevan esa revolución dentro desde el 22 de abril de 1992.

Las y los lesionados se convirtieron en agentes políticos, se hicieron visibles al gobierno, a la sociedad y a los medios de comunicación. Sus demandas se empezaron a desplegar con estrategias diversas, algunas mas contestatarias otras más dóciles a la autoridad. Ello trajo como consecuencia la división en grupos de lesionados y las fracturas de demandas. Pero sin duda, esta experiencia los ha convertido en actores con agencia, es decir, en actores que han sabido ser interlocutores del gobierno para negociar un mejor trato a su salud y en mejorar sus condiciones económicas.

Después de 26 años se preocupan porque seamos sensibles ante tragedias como estas, a prevenir desastres, pero sobre todo, siguen clamando por el esclarecimiento de los hechos, a través de sus acciones cotidianas, de su conmemoración cada 22 de abril, de los murales en las calles donde explotó el colector.

La escultura Estela contra el olvido, de Alfredo López Casanova nos recuerda la tragedia, también nos recuerda la unión y solidaridad de la sociedad tapatía que se volcó el 22 de abril a apoyar con sus propias manos a rescatar de los escombros a las personas e impidió que ingresaran las máquinas a recoger el escombro si había señales de vida. Muchas de las y los lesionados fueron rescatados así.

El 22 de abril no vuelve a recordar que para que haya justicia, se requiere resarcir, en la medida de lo posible, las afectaciones humanas y físicas y reparar los daños como una acción de derechos humanos que sufrieron no sólo quienes vivían, tenían sus negocios o se trasladaban por la zona durante las explosiones.

Hace 4 años como regidora del Ayuntamiento de Guadalajara, propuse que se ofreciera una disculpa pública a todas las personas afectadas por las explosiones del 22 de abril en Guadalajara que padecieron la negligencia de quienes tuvieron la responsabilidad del gobierno de la ciudad en su momento y que no actuaron conforme a su investidura, así como que en una muestra de buena voluntad, el Presidente municipal convocara a la conformación de una Comisión temporal para dar seguimiento a los compromisos firmados por el Gobernador del Estado, Jorge Aristóteles Sandoval con las  y los vecinos afectados por las explosiones del 22 de abril de 1992, así como apoyar y acompañar a los afectados agrupados en la Asociación 22 de Abril y asegurarse que los compromisos contraídos se cumplieran en tiempo y forma.

Las y los lesionados de esta tragedia han sido muy eficaces en su tarea contra el olvido, que a pesar de sus pérdidas físicas y emocionales se mantuvieron firmes, han sostenido como dice Jorge una rebelión cotidiana y anhelos de cambio, porque siguen llevando la revolución dentro.

Columna de opinión de Candelaria Ochoa
Publicado originalmente en MX Político

Siempreviva: La igualdad sigue siendo una asignatura pendiente

La igualdad es ética y la equidad es política
Amelia Valcárcel

Hace 364 días en San Lázaro subimos a posicionar la importancia de alcanzar la igualdad entre mujeres y hombres. Y de nuevo este 8 de marzo estamos aquí, insistiendo en este tema. Hoy como hace 112 años, las mujeres queremos igualdad de condiciones.

​El 8 de marzo fue proclamado como un día para el reconocimiento de la igualdad. Y quiero retomar la pregunta que se hace Amelia Valcárcel Si no estamos dispuestos a considerar que cualquier otro tiene deseos o derechos tan seguros como los nuestros ¿Cómo podríamos siquiera plantear la universalidad, que es la forma propia del juicio moral? Porque como dice la autora, a lo que llamamos moral, no es pensable sin la idea de igualdad… Porque la igualdad es la idea fundamental moral en su significado más profundo de equipotencia. Y la autora se cuestiona cómo hemos podido vivir varios milenios con política, sin que la igualdad forme parte de ella.

​Porque para Valcárcel, la igualdad es una relación concedida o pactada, incluso a veces impuesta, nada que no se conceda uno mismo tiene derecho moral a no concedérselo a otro, sino que tienes el deber de pensar en el otro como en ti mismo. Por ello hoy desde esta tribuna, tenemos la obligación moral de pensar en la igualdad de las mujeres, queremos ocupar el lugar de los otros que no han tenido el deber de pensar en nosotras.

​Hoy hacemos actual la demanda de igualdad, a pesar de que la palabra y su contenido nos asuste, la queremos, trabajamos por ella y queremos que se haga realidad. Porque la igualdad es una condición humana.

​Y como humanas, queremos transformar las normas de la desigualdad, las imágenes de los medios que las reproducen y las prácticas que nos margina. Lo que hemos ganado en dos siglos de lucha, ha sido tortuoso y lo hemos conquistado con mucho esfuerzo.

​Los derechos de las mujeres no han sido un regalo, sino una conquista. Hoy en esta Cámara se incorporó la paridad después de casi veinte años de haberse presentado la primera iniciativa; 1994 sobre la cuota; 1997 la primera “recomendación” a los partidos para incorporar a las mujeres en sus listas de candidaturas; 2002 la incorporación a la legislación; 2012 la Sentencia 12624, 2015 aplicación de la paridad. Y será en 2018 cuando aplique además la paridad vertical y horizontal en los ayuntamientos. Solo por mencionar la representación política.

​Sin embargo, sigue pendiente el acceso a los mercados de trabajo en paridad y recibir el salario igual por igual trabajo.

Este día no nos digan “feliz día de la mujer”, hagan realidad el derecho a la felicidad. Hagamos desde este espacio reformas para que las mujeres vivamos de manera igualitaria y equitativa. Legislemos para que se respeten nuestros derechos de manera plena; que se reformen las leyes y códigos que discriminan a niñas y mujeres; que transformemos la cultura de la desigualdad; que la maternidad sea una opción y no una obligación; que la sexualidad sea placentera y sin culpa; que la violencia de género, el hostigamiento y el acoso se sancionen; que la paternidad responsable sea una realidad; que los partidos respeten nuestro derecho a ser electas.

Desde esta tribuna, les conmino a reflexionar sobre el efecto perverso de la desigualdad y la violencia en las vidas de mujeres y niñas.

Publicado originalmente en Político MX

Siempreviva: Inconclusa la tarea contra la violencia y la alerta de género

La alerta de género se ha declarado para municipios en 12 estados: Colima, Chiapas, Estado de México, Guerrero, Morelos, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Veracruz y Quintana Roo; y se admitió la solicitud de alerta para municipios en: Campeche, Ciudad de México, Coahuila, Durango, Jalisco, Oaxaca, Puebla, Veracruz, Yucatán y Zacatecas. Sin embargo, aun cuando se han hecho trámites para solicitarla, esta se ha negado en Guanajuato, Baja California, Querétaro, Puebla, Sonora, Tabasco, Tlaxcala y Ciudad de México.

Sin embargo, dicha declaratoria de alerta sufre de tremendas trabas burocráticas en razón de intereses políticos. Las alertas de género, cuando logran ser declaradas, muchas veces lo hacen después de más de un año de esfuerzos constantes y desgastantes por parte de mujeres desde la sociedad civil. Y es por eso que proponemos que sean esas mujeres quienes se hagan cargo del proceso para declarar las alertas de género: crear un Comité de expertas, quienes sean electas después de una convocatoria pública.

La vida de las mujeres no puede quedar al arbitrio de intereses políticos y negligencias. Queremos, además, reestructurar el mecanismo para hacerlo más eficiente.  Desde esta Cámara he propuesto que la Alerta de género debe ser expedita; Reformar el artículo 19 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para incluir el feminicidio como delito que admite prisión preventiva;

Crear un mecanismo mediante el cual las autoridades puedan –y deban- activar la Alerta de Género cuando la violencia contra todas las mujeres así lo exija, reconocer la violencia a personas trans y los delitos por homofobia; Reconocer el acoso sexual en el espacio público como una manifestación más de violencia contra las mujeres;  Hacer más eficiente el mecanismo  y crear un Comité de selección más amplio que elija a las integrantes del Comité de Expertas, quienes sean electas después de una convocatoria pública; Reformar el artículo 23 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia para establecer un plan estratégico, crear los instrumentos e indicadores de seguimiento y evaluación de los resultados de las acciones preventivas, de seguridad y justicia; y establecer calendarios de acción, seguimiento e información de las acciones y resultados de las medidas establecidas en la declaratoria de alerta de violencia de género.

Además, he propuesto los siguientes puntos de acuerdo: Con el que se exhortó al Ejecutivo federal a desarrollar una base de datos sobre casos feminicidio y que diseñe y ejecute un Programa integral para prevenir, atender y erradicar el feminicidio. También se exhortó al Poder Judicial de la federación y de las entidades federativas, el otorgamiento irrestricto de las órdenes de protección, así como la aplicación efectiva de los protocolos de investigación con perspectiva de género y debida diligencia del feminicidio; Se exhortó a las legislaturas de los estados a revisar su códigos penales a fin de considerar, en cumplimiento a la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos Campo Algodonero, la estandarización del tipo penal de feminicidio, a fin de ajustarlo a la perspectiva de género, a elementos objetivos que no dificulten su acreditación y a ubicarlo como delito de naturaleza jurídica autónoma del homicidio, con base en la descripción típica del artículo 325 del Código Penal Federal. (éste fue aprobado en abril de 2016 y solo hubo respuesta de tres estados Guanajuato, Puebla y Morelos); Se exhortó a los gobiernos municipales de la República Mexicana a expedir y fortalecer su reglamento de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia o de combate, atención y erradicación a la violencia de género o sus equivalentes. Así como a la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia Contra las Mujeres a trabajar con los gobiernos municipales en capacitación, asesoría y asistencia técnica en materia de combate a la violencia contra las mujeres y de género a fin de que estos órdenes de gobierno tengan los elementos necesarios para expedir sus reglamentos en la materia; Se exhortó a la Secretaría de Gobernación a dar seguimiento puntual a las 13 acciones del Programa Integral para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres contenidas en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, acorde a su artículo 42, inciso VIII; Se exhortó a los gobiernos estatales de México, Morelos, Michoacán, Chiapas, Nuevo León, Veracruz, Sinaloa, Colima, San Luis Potosí, Guerrero, Quintana Roo y Nayarit hacer pública la información relativa a la experiencia institucional en la realización, operación, seguimiento, obstáculos, limitaciones y resultados de la implementación de la alerta de género emitida para cada uno de estos estados. (Fue desechado por concluir el periodo de la comisión permanente)

            Insistiremos que en la Declaratoria de Alerta de género se incluyan a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial de las entidades y a brindar una respuesta conjunta. Solo así podremos enfrentar este flagelo de la vida de las mujeres.

 

Columna de opinión de Candelaria Ochoa
Publicado originalmente en MX Político

¿Independencia para las Mujeres?

La guerra de Independencia sí tenía un fin muy concreto: que este país fuera libre y soberano, que tuviera su propia autodeterminación sobre su forma de gobierno y no dependiente de los intereses del Imperio.

Miguel Hidalgo promovió la libertad y la igualdad. Abolió la esclavitud, pero de ¿cuál libertad hablamos ahora cuando cientos de mexicanas y mexicanos no son “vistos” por el gobierno, cuando más de 54 millones de estas y estos “orgullosamente mexicanos” viven en la pobreza?

José María Morelos y Pavón luchó por la desaparición de las castas y 200 años después, existe un racismo exasperante. En la Guadalajara, de todavía hace muy pocos años, no se dejaba entrar a los “indios” en calzones de manta, quizá porque afeaban la ciudad, o de plano, no era una vista agradable para la sociedad tapatía. Hoy, nos dan lástima las mujeres indígenas que venden papas en las plazas de la ciudad y que con la venta de las mismas, sobreviven.

La igualdad anhelada hace 207 años todavía no llega, la discriminación y la pobreza permanecen. La igualdad alcanzada para los hombres: el derecho al voto y el reconocimiento de sus derechos plenos, aún no nos alcanzan a las mujeres. La discriminación por cuestiones de género permanecen.

La historia independentista también le debe mucho a las mujeres, pues apenas aparecen dos mujeres: Leona Vicario y Josefa Ortíz. De Leona Vicario, se recalca ser esposa de Andrés Quintana Roo y de Josefa Ortíz se le recuerda por haber tocado el tacón en su habitación para informar que habían descubierto a los conspiradores. Aparecen como dos mujeres ricas que hacían fiestas en sus casas, en donde se reunían los insurgentes para conspirar contra el Imperio y acompañaban “a”…

Ellas, y miles de mujeres, participaron de manera activa por la Independencia de este país. Hoy se ha recuperado su lucha a través de investigaciones realizadas por mujeres, que da cuenta que Leona Vicario produjo una publicación que se ocupó de los derechos de las mujeres en un contexto social mucho más opresivo para la población mexicana. Según Elvira Hernández, existen datos que la describen cargando una pequeña imprenta mientras recorría los campos de guerra. Pudo hacerlo, porque era inteligente y se le conoce como la primera periodista.

Leona es representante de un grupo de mujeres que dirigían sus propios talleres, administraban haciendas y sostuvieron sus hogares. Igual hubo numerosas viudas, madres solteras o abandonadas que se hicieron cargo del papel que, supuestamente, debían desempeñar los hombres.

En esa época, como en la actual, las mujeres, además de hacer las tortillas y cocinar, cosían la ropa, elaboraban utensilios, criaban animales, atendían a los viejos y enfermos y parían los hijos que su vientre pudiera aguantar, además del trabajo en los mesones —una especie de hoteles—, tiendas o talleres.

La Independencia no hubiera sido posible sin la participación de las mujeres, pero ello no se ha traducido en un reconocimiento social y colectivo. Aun falta mucho para el reconocimiento pleno del 52% de la población que somos las mujeres y que participamos de manera activa, solidaria y constante en la lucha por un nuevo país.

Hoy a 207 años de la independencia, las mujeres queremos seguir vivas, queremos ser libres, queremos ser reconocidas y con derechos plenos.